FEDERICO UTRERA (Next Educación). *Los alumnos de Next Educación tienen programada este jueves 18 de febrero (2021) a las 12.00 horas una visita a la Fundación Telefónica (C/ Fuencarral, 3, esquina Gran Vía de Madrid) donde se exhibe la exposición «Curiosidad Radical. En la órbita de Buckminster Fuller», que permanece hasta el 14 de marzo de 2021. Cuando uno es al tiempo arquitecto, ingeniero, matemático, comunicador, profesor y filósofo cuesta definirse y que lo definan. Buckminster Fuller lo hacía como una especie de «Diseñador Científico de Soluciones Anticipadas«. Tom Wolf advirtió con ironía que podía confundirse con un «inventor chiflado«. Y no le faltaba razón: defiende que la mejor manera de entender el mundo es hacer la tierra plana como si fuera una enorme y única isla rodeada por una sola inmensidad oceánica, para desdicha de Mercator y algarabía de los «tierraplanistas». Bromas aparte –siempre el humor salpicando la rareza de los genios– tras ver la exposición me quedo con dos ideas y dos facetas. La primera la de un hombre que vislumbró y anticipó el siglo XXI con el big data, las megalópolis (con su antítesis, el despoblamiento) y el auge de la información en internet, como Tesla vio venir y plasmó el salto de calidad que daría el planeta con la electricidad.
La segunda aportación –y no menos relevante– ha sido «descubrir» el «secreto» de Dios, una alquimia que tantos persiguieron y que sirvió, entre otras cosas, para convertir el carbono en diamante. La armonía y el caótico equilibrio de nuestro universo -y quizás de todos los universos- se reduce a una fórmula matemática que pasa por el número 20 («vector equilibrio») que cuando colapsa correctamente se convierte en 3. Ahí está la fórmula del orden y el caos (cósmico, terrenal, colectivo, personal) y de él se deduce la existencia de un ser necesario, que tanto atormentó a Aristóteles, Maimónides, Avicena y Santo Tomás de Aquino. La tierra y la luna forman algo más que una pareja: son una «sinergia» que propicia energía. Y la información «invisible», a nuestra alcance con tan solo «sintonizarla«, es la catapulta. Si no entendemos esto, no entendemos nada y también Tesla fue tachado de loco cuando dijo que la energía podía ser inalámbrica y pensaban que era un «mago». Hoy la tecnología wireless deja a sus coetáneos como analfabetos, como hoy lo somos nosotros cuando consideramos a Buckminster Fuller solo un «simple» visionario. ¡Bienvenido a España Mr. Bucky!».